“Clase política desprestigiada” Por: Abdiel Rodríguez Reyes.
La encuesta de
opinión pública de julio de 2017 de Dichter & Neira se
tituló: “Una clase política desprestigiada, míresele por el ángulo que se le
mire”. El porcentaje de respaldo en los tres Órganos del Estado es bajísimo:
“el respaldo al presidente Varela es sólo del 34% y su rechazo se inflo al 61%
de los panameños […] Sólo el 11% de los panameños piensa que, el gobierno se
maneja con total o mucha transparencia, frente al 85%, que señala poca o
ninguna”. El 70% califica como mala y muy mala la gestión de la actual Asamblea
Legislativa y solo el 30 % considera la gestión de la Corte Suprema de Justicia
como excelente y buena. Con éste escenario, lo único que podemos tener claro es
que todo puede empeorar.
Varias declaraciones
empantanan al actual presidente que difícilmente saldrá limpio. Los múltiples
casos de corrupción, donde hay implicados tanto del pasado gobierno como del
actual, se irán dando a conocer en el transcurso del año, según la Procuradora
General de la Nación, Kenia Porcell. Todos los escándalos de corrupción, desde
los papeles de Panamá a lo de ODEBRECHT, no son el final de nada, sino, el
principio de una cadena interminable de una forma de operar antaña, de
enriquecerse a costa de artimañas y del erario público, muchas veces solapada
por la clase política.
Estamos en un
proceso de ebullición que tiene por lo menos dos manifestaciones concretas; por un lado, el incremento de precandidatos independientes a la
presidencia; y por el otro, la marcha multitudinaria del jueves 3 de agosto del
2017 convocada por el FRENADESO y otras organizaciones, que sirven de
termómetro. Así, las medidas de presión irán incrementando en la medida que
éste Gobierno no tenga la capacidad de diálogo y de resolver los casos de
corrupción en que ellos mismos están implicados.
Ésta ebullición
tiene que plantearse tres objetivos: cohesionar a dispersos grupos de la
sociedad, por ejemplo: pequeños productores, profesionales y clase media;
segundo, buscar la unidad ─ respetando sus autonomías ─ de múltiples esfuerzos
organizados de carácter social y popular; y como resultado de eso, trazar un
plan sofisticado en forma y contenido que encare los problemas nacionales y
geopolíticos. De lo contrario, correrá el riesgo de desvanecerse en el aire.
*Fuente: Dichter & Neira
Research Network
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