Debacle de la “clase política” panameña. Por: Abdiel Rodríguez Reyes

En Panamá se pierde esa chispa de participación política más allá de lo electoral. En cambio lo que prevalece es la delegación de  la gobernanza a una “clase política,” la cual es esa minoría – según Gaetano Mosca – que tiene “las funciones políticas, monopoliza el poder y goza de las ventajas que ello trae consigo” (goo.gl/SKCuLd). A los y las gobernantes que les hemos delegado la gobernanza, son los que nos representan en los diferentes espacios públicos: nacionales e internacionales. En las últimas décadas hemos presenciado cómo ni tan siquiera nos pueden representar dignamente. El problema va más allá del moralismo de denunciar el buen o mal comportamiento de determinados funcionarios y funcionarias. El problema está en que nuestra “clase política” entró en una crisis irreversible de legitimidad.

Aún así, en esas circunstancias, un alto porcentaje del populus, en particular el grupo más alienado, quiere ser como esa “clase política”, que está compuesta por varios sectores muy heterogéneos, por un lado lo que voy a llamar la “lumpenyeyesada” que es un elemento importante de esa “clase política” que no tienen cultura ni conciencia política, pero son un ejemplo fetichizado para amplios sectores del populus, así por muy banal que sea su gestión, tendrán un espacio en la “clase política”, a razón de que tienen un arrastre electoral alto, además tienen puestos públicos de relevancia por las mismas razones. Otro sector de ésta “clase política” son lo que Marcos Roitman llamaría “operadores sistémicos,” son aquellos que no necesariamente son un ejemplo fetichizado, pero que en buen panameño resuelven, habitualmente son los que usan el clientelismo como elemento cohesionador; son flexibles: por eso cambian de partido fácilmente o de estatus de independientes a partidarios en un abrir y cerrar de ojos, pero además, y más importante, son funcionales a los intereses de la élite dirigente plutocrática, siempre y cuando estén garantizados sus intereses.

Por lo tanto, se requiere – y quizás por las fuerzas de las circunstancias acontezca – el surgimiento de nuevos líderes y lideresas políticas honestas, y un pueblo empoderado capaz de participar políticamente, que se enganchen con sus necesidades objetivas y materiales, en un medio en donde nuestra “clase política” cava su propia tumba.


Fuente: Índice de Desarrollo Democrático de América Latina IDD-Lat 2014/Konrad-Adenauer-Stiftung, 2014. P, 189. (Datos de Panamá).




Fuente: Perspectivas desde el Barómetro de las Américas: 2014, #109. P, 1. (Datos de Panamá).

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