Luces y sombras sobre la ampliación del Canal. Por: Olmedo Beluche
El Canal
de Panamá es una obra admirable que, con el tercer juego de esclusas, se
engrandece más. La ampliación no sólo es espectacular por sus dimensiones, sino
que es producto del trabajo de miles de obreros panameños cuya capacidad
demostrada se suma a los que ya hacen funcionar el canal "viejo". En
este momento debemos un recuerdo a los Mártires del 9 de Enero de 1964 que
dieron su vida por la soberanía.
Lamentablemente
esa magnífica obra ha sido impuesta recurriendo a mentiras, que le han
escamoteado recursos para la solución de las necesidades sociales más urgentes
al pueblo panameño. Además, el consorcio constructor y los bancos ya
se han embolsado más de lo presupuestado y esperan saquear mucho más con
diversas demandas. Todo esto gracias a que el canal está dirigido por una
camarilla de empresarios "lagartos" y que en su Junta Directiva no
está representado el verdadero pueblo panameño.
Al
pueblo panameño se le ha escamoteado "el uso más colectivo posible"
del canal y sus áreas adyacentes. El título constitucional, aprobado en
1994, creó una Autoridad del Canal (ACP), en manos de un
administrador y una Junta Directiva con poderes omnímodos que escapan a
cualquier forma de supervisión y control nacional. Basta observar la
composición de la actual Junta Directiva de la Autoridad del Canal de Panamá
(ACP) para ver cómo está puesta al servicio de la oligarquía panameña
Esos
grupos oligárquicos que controlan el canal, idearon la propuesta de dar
carácter de urgencia a un proyecto de tercer juego de esclusas que Estados
Unidos había congelado. Para justificarlo se adujeron toda clase de falsedades
como que la vía se quedaba obsoleta. Esas mentiras infundadas tenían como
objetivo hipotecar los ingresos presentes y futuros del canal para una obra que
no era urgente. De manera que los recursos del canal, que recién habían
revertido al país cayeran en manos de los banqueros que financiarían la obra y
de los consorcios inmobiliarios que la construirían.
De nada
valió que la mayoría de las organizaciones populares y sindicales propusieran
la postergación para que los recursos que empezaban a revertir sirvieran para
pagar la enorme deuda social con la población: desempleo juvenil, pobreza,
sistemas de salud, educación, alcantarillado, transporte y recolección de
basura en pésimas condiciones.
Ahora
que está a punto de inaugurarse la ampliación la ACP anuncia una reducción de
sus ingresos por la vía de una reducción de los fletes de los barcos
que transitan el canal (La Prensa, 27/3/2016). Además anuncia
que los aportes del canal al Estado panameño serán 45,3% inferiores a
lo proyectado para el período 2014 a 2021, es decir, B/. 9.419
millones menos! (La Estrella, 3/5/2016).
El costo
original de la ampliación fue estimado en 5.250 millones de dólares, 3.118
millones por la construcción de la esclusas a GUPC y 2.132 millones de dólares
para dragado y excavaciones.SACYR indica que sobre los 3.118 millones, ha
logrado que la ACP le haya reconocido 460 millones adicionales y anuncia que
tiene en disputa otros 3.525 millones de dólares (La Prensa,
30/5/2016).
Si SACYR
lograra que se le paguen la totalidad de esos reclamos terminaría cobrando:
3.578 (que ya se le pagaron) más 3.525 (en reclamos), 7.103 millones de
dólares, o sea, MÁS DEL DOBLE DE LO CONTRATADO!
Para que
el canal y sus áreas revertidas dejen de ser objeto de lucro para una minoría y
en verdad sirva para mejorar la vida de los hijos del pueblo que luchó por la
soberanía se requiere una nueva constitución que democratice su
administración sacándola del control de la oligarquía.
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