La crisis social del campo panameño. Por Olmedo Beluche


Las consecuencias de 30 años de políticas neoliberales en el sector agropecuario han sido desastrosas. La crisis lleva a los agricultores empobrecidos y a los peones desempleados a emigrar a la urbe exasperando la desigualdad campo - ciudad. En 1981 la población rural constituía el 49% de todo el país, reduciéndose, en 2011, al 25%.
Los datos de los Censos evidencian una disminución del empleo agrícola, que pasó de constituir el 28,1% del empleo nacional, en 1981, hasta caer en 2011 al 13,9% del empleo total. Existe una tendencia a la pauperización de la población rural, especialmente indígena. En 2011, la Pobreza Rural Extrema afectaba al 26,4 % de la población rural y la Pobreza General al 52,1 %. La Pobreza Indígena Extrema afecta al 61,0 % de sus miembros mientras que la Pobreza General al 84,1% de los indígenas.
Una de las primeras medidas que imponen las reformas neoliberales, en 1986, fueron las reformas al Código de Trabajo, que prohíben la sindicalización de trabajadores temporales de la agroindustria, reduciendo ese derecho, y la convención colectiva, a los trabajadores permanentes. Lo que ha contribuido a que los salarios del sector agrícola sean 89,8% inferiores a la mediana nacional (400 dólares/mes); 95,8 % inferiores a Canasta Básica General (600 dólares/mes). Sólo el 4 % de la fuerza de trabajo recibe salarios igual o mayor a la canasta básica.
Sin embargo, la productividad de la fuerza de trabajo en el agro ha crecido tomando en cuenta que el Valor Agregado Fuerza de Trabajo Agro, según el Banco Mundial, era en 1981 de 2.420 dólares y en 2011 había subido a 4.458 dólares, un incremento de 82 %. La mitad (52%) de la Fuerza de Trabajo labora para en algún tipo de empresa capitalista. La otra mitad (48%) labora con parcelistas o empresas familiares.
Hay un debilitamiento de la mediana y pequeña producción: 1/3 de tierras cultivables están abandonadas, que equivalen a 35 mil hectáreas. En los últimos 5 años se ha instalado una crisis de los pequeños y medianos productores: arroz, maíz, poroto y café, cuyos rendimientos han caído 30% y cuyas importaciones aumentaron 25%. La mayor crisis la sufre la producción de arroz, de la que en 1981 el país era autosustentable. Entre 1991 y 2011 desaparecieron el 25% de las explotaciones de este rubro.
El peso del Sector Primario en el PIB se ha ido reduciendo desde 1960, cuando representaba 27% del PIB, a 1981 cuando se redujo al 9 %, para llegar a su punto más bajo en 2011 entre el 5 y 3 % del PIB. Las exportaciones agrícolas apenas representan el 1,6% del PIB y en ellas prevalece el banano, un producto "tradicional", de Chiquita Brands, división de Bocas del Toro.
A la situación descrita vienen a sumarse dos nuevos factores de crisis: el avance de los intereses económicos capitalistas hacia zonas que habían permanecido hasta ahora fuera del circuito económico formal, en las comarcas indígenas, y la implementación, a partir de 2013, del Tratado de Promoción Comercial con Estados Unidos.
El neoliberalismo acrecienta la desigualdad social, empobreciendo a las mayorías y concentrando la riqueza en los dueños nacionales y extranjeros del agronegocio. La única manera de devolver algo de equilibrio económico y social al campo panameño es: romper con el modelo neoliberal y las imposiciones de los organismos internacionales; establecer derechos salariales y laborales para trabajadores del campo; retornar al proteccionismo y los incentivos; romper las cadenas monopólicas del agronegocio para controlar los precios de los alimentos; repudiar el TPC y revisar criterios de la OMC; hacer de principio una política de seguridad y soberanía alimentaria.

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