Pablo González Casanova: de la academia al compromiso social*. Por Abdiel Rodríguez Reyes


En Latinoamérica, Pablo González Casanova no necesita presentación, quizás en Europa tampoco. Su nombre es sinónimo de institución, compromiso social y academia, este trívium forma parte de su acervo cultural. Marcos Roitman Rosenmann ha dicho que su obra ‘es patrimonio de la humanidad’. Casanova es fundamental para comprender el pensamiento crítico en Latinoamérica, como en Panamá lo es Carmen A. Miró y Ligia Herrera, autores de su misma generación que han aportado sustantivamente al pensamiento crítico, pero que poco estudiamos entre nosotros.
PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO
Desde Martí hasta Pablo González Casanova, pasando por Mariátegui, se puede hablar de una tradición de pensamiento crítico latinoamericano, que se ha ido enriqueciendo, que comprende la necesidad de un pensamiento sobre los problemas de nuestra América, y produce una literatura que sirve de apoyo, para no empezar de cero. En el siglo XX, tenemos una variada producción literaria. El ‘boom latinoamericano’ es un ejemplo en esta dirección. Desde las humanidades y las ciencias sociales también contamos con una amplia producción de conocimiento en esta dirección.
LAS INSTITUCIONES Y PROYECTOS
Hay un gran número de instituciones de inmenso prestigio donde Casanova ha colaborado y fundado. Principalmente, durante su rectoría de dos años entre 1970-72 en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considerada como la mejor universidad latinoamericana. Durante este periodo se establecen los colegios de Ciencia y Humanidades. Por su importancia, contenido e interdisciplinariedad cabe resaltar, muy acorde a nuestros tiempos, el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias y Ciencias y Humanidades, creado el 20 de enero de 1986, entidad académica que se encarga de ‘la investigación orientada a tender puentes entre las disciplinas científicas, sociales y humanísticas para desentrañar problemas y realidades complejas’. Cuenta con un vasto fondo editorial que aporta a las discusiones más rigurosas sobre el conocimiento científico y humanístico.
Un proyecto también importante que coordina Casanova es la página web ‘Conceptos y Fenómenos Fundamentales de Nuestro Tiempo’. Este espacio trata de operacionalizar una serie de conceptos que son trabajados constantemente en las Ciencias Sociales, en las humanidades y el conocimiento científico en general. Esta web tiene un índice de conceptos que busca ‘facilitar la selección de lecturas a quienes deseen profundizar sobre determinado concepto o fenómenos’. No se trata de buscar por buscar, sino una fina selección de texto que ayuda a la formación de un conocimiento integral.
COMPROMISO SOCIAL Y EL EZLN
Casanova, aparte de ser un científico social, está muy comprometido con otro mundo posible, donde los gobernantes ‘manden obedeciendo’. Es decir, uno muy diferente a este, como dice el (ex) subcomandante Marcos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN): ‘La verdad que puedan ir construyendo cada quien en su grupo social, en su ciudad, en su región, en su país, se va a potenciar si entra en relación con otras verdades, y si reconoce que lo que está ocurriendo en otras partes del mundo también forma parte de la historia de la humanidad’.
La lección que nos deja el EZLN, nos dice Casanova, es la ‘resistencia’ como nueva alternativa a la izquierda, incluso más allá como una forma de emancipación humana. Es decir, ‘la otra política’ a la que invita Marcos es otra forma de pensar la política, una nueva cosmovisión de la política, donde el mandato de ‘mandar obedeciendo’ no sea un enunciado, sino un proyecto en permanente construcción.
La ‘escuelita zapatista’ es una experiencia que solo la encontramos en el MST– Brasil, con una gran pluralidad de intelectuales, activistas y actores políticos, que los primero de enero, mientras todos están en la playa, inician sus jornadas en la montañas de San Cristóbal de las Casas, los neozapatista como los llama el maestro Carlos Aguirre Rojas, organizan, desde que salen los primeros rayos del sol, a los estudiantes para que escuchen y aprendan de su experiencia.
En el 2007, en la Unitierra (Universidad de los neozapatistas), en el marco del ‘Primer Coloquio internacional en memoria de Andres Aurbry’, Casanova dice: ‘yo vengo a preguntar aquí qué es lo que debemos conocer bien para alcanzar la victoria’. Esto demuestra lo nuevo y lo diferente que es la propuesta que nace en la selva Lacandona (Chiapas, México), y que tiene como fundamento plantearse que ‘otro mundo es posible’. Luis Villoro añade que también es posible otra visión, en este caso la de los indígenas, que es marginada.
Con toda esta experiencia, Casanova siempre ha estado comprometido, participando activamente y aprendiendo en la ‘escuelita’, cómo ser solidario con las diversas actividades del EZLN. Vale recordar que también se ha solidarizado con Cuba, con ‘soy 132’, con movimientos campesinos, sindicatos, hasta con Camila Vallejo, y muchas otras causas sociales más.
LECTURA DE LOS CLÁSICOS, CIENCIA Y ACADEMIA
Casanova tiene como su primer maestro a su propio padre, que estudio filología clásica en Alemania, escribía el editorial del lunes en el diario El Universal de México, y dirigía un suplemento cultural. De su madre, aprendió algunos idiomas como el francés e inglés; así como a no ser machista, haciendo tareas que, se suponían, no eran de hombres.
Su amistad con Alfonso Reyes le enseñó a dar conferencias; de su mujer aprendió a ir al Museo de Louvre, como de estar al tanto de la última novela de Sartre, Camus o Beauvoir. Con Jean Hippolite estudió dos años la introducción de la Fenomenología.
El siglo XXI demanda un diálogo permanente entre las ciencias y las humanidades, esta tarea la viene llevando a cabo Casanova desde el siglo pasado, muy acuciosamente, desde los años 50 en París, cuando cursaba sus estudios doctorales con Fernand Braudel, incluso este historiador hace mención de Casanova en su famoso libro El Mediterráneo y el mundo Mediterráneo en la época de Felipe II , en el prefacio a la edición española. A pesar de que Braudel nunca le perdonó que diera un giro más hacia la sociología del conocimiento que a la historia, al menos así lo pensaba Casanova y lo dejó en sus memorias.
En una conferencia, Casanova decía que estaba leyendo sobre Sísifo, la noche anterior. Nadie sabe si es cierto, lo que sí, es que decía que la tarea de las humanidades era como la de Sísifo, seguir adelante aunque se tenga que volver a comenzar desde el inicio justo cuando se cree haber llegado. Esto nos demuestra que los clásicos, de los griegos hasta los latinos, tienen mucho que enseñarnos hoy.
*Publicado en La Estrella de Panamá el domingo 14 de septiembre de 2014. 

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